CRÓNICA DE PARTIDA



Santiago, 20 de Octubre 2008.

Dicen que el momento más oscuro de la noche es justo antes del amanecer. Así pude ver a Santa Adriana pasadas las 6:00 AM de aquel lunes 20. Me había costado encontrar el sueño la noche anterior, que todo saliera bien, que la gente llegara, que ninguno olvidara su carné y pasajes, que si serán 40 ó 42, daban vueltas en mi cabeza a pesar del cansancio.

No hay plazo que no se cumpla. Acercándome al barrio pude constatar que la tranquilidad y silencio de sus calles, sólo era interrumpido por el sonido del paso cansado pero animoso de quienes habrían de viajar rumbo a La Serena. Mi sorpresa aumenta cuando puedo verificar que hijos (as), nietos y nietas acompañan y sostienen el paso gastado de quienes fundaron el barrio. La gente se dirigía al punto de partida conversado, aquel punto de encuentro de muchas ciudades y pueblos: la Plaza, en este caso, la Plaza Carlos Dittborn.

El vehículo se detiene en el lugar fijado. Desde cada rincón las familias fueron poblando el sector. Por el oriente y el poniente del eje cívico, se veían tumultos de personas que se acercaban a paso lento. Pensé en los carnavales de la puna, cuando se ven colores vivos bajando de la sierra rumbo al festejo…el momento esperado había llegado.

El equipo se completa, cuando la operadora de turismo arriba y comienza el chequeo de los pasajeros. Naturalmente, se arma una fila que entre bolsos, niños e hijos preocupados, avanza lentamente. La llegada del bus marca el momento de mayor euforia, la hora de la partida está cerca. El caos que nunca se instaló, se ordena. La gente comienza a ubicar sus bártulos y a tomar posición en el bus. Suben perros, niños y los hijos que acusaban recibo de la partida, querían aprovechar hasta el último minuto.

Asomaban apenas caras y sonrisas entre los asientos altos del pullman, se estiraban las manitos arrugadas… no había duda: la tercera edad de Santa Adriana se iba de vacaciones.

DANIELA DENTI C.

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